La dama se ofrece

Asteria pasa a ser Dama


Dama {Maestro Látigo} dice: me encanta que me pegues, me encanta que descargues el látigo sobre mí, me encanta que tortures mis senos, me encanta que me sueltes una torta y me dejes perpleja para luego embestirme mientras me aprisionas las muñecas y que me claves los dedos, las uñas, en la espalda. El hielo, ufffffff tengo muchas ganas de que me pases un hielo por los pezones y por el sexo y notar el frío metal de un cuchillo sobre mi espalda y mis nalgas, un día ¡quiero que me amenaces! y te pongas feroz pero tiene que ser impactante, con el miedo que tú das cuando gritas, oírte gritar mientras abusas de mí o irnos una tarde de excursión al campo con la tienda de campaña o en el coche en un apartado, me da igual, contigo todo me vale, todo me va bien, todo me gusta y además oírte decir cosas, de lo más fuertes a lo más tiernas mientras me azotas, hummmm. Esclava sexual sí. Tenemos que resarcirnos de esta temporada, lo de esta mañana ha sido divertido, pero nos merecemos una laaaaaaarga exploración de cuerpos, castígame doble, por no responderte a la primera, no me perdones esto, házmelo pagar, azótame hasta que aprenda a ser tu zorrita obediente, atenta a tus deseos, lo que tú desees, amo, será un privilegio ponerme a tu disposición, y darte placer, amo. Cuando salgas de casa, me faltará algo si no te has vertido en mí. Esperaré ansiosa tu vuelta, desnuda para ti, o con la minifalda que tú elijas, con tu cubil preparado y mi boca húmeda y dispuesta, en nuestra alcoba dispondré argollas en el cabecero y en el techo, también en el suelo, en ellas, cuerdas de cuero, en mis muñecas siempre están ya las correas dispuestas, como tú sabes, mi dueño. Sí, mi dueño, lo que me ordenes lo haré. Para lo que tú dispongas al terminar, a tu lado siempre que me requieras y si es de tu agrado, puedo permanecer debajo de la mesa, relajándote con mis labios, mientras trabajes o hables por teléfono, yo pediré permiso y tú decidirás, soy tu esclava sexual, mi dueño, y aprovecharas mi excitación y me «torturarás» hasta poseerme, hacerme esperar si te apeteciera, dejarme a tope, a punto, a tu merced; a cada idea que se te ocurriera, yo acudiría a ese cajón donde guardaríamos ciertas cosas, y sacaría lo que me pidieras: al volver me dirás: no, no te tumbes, hazlo arrodillada y es mi deber como tu esclava sexual, mi dueño: excitarte y complacerte. Aparto el sostén y cojo cada seno con una mano, con las puntas de los dedos empujaría tu verga entre ellos adelantando posiciones hasta llegar a tus testículos, y aprovecharía que tengo cogido cada uno para moverlos apretando…es que eres único, cada vez que te miro me doy cuenta, mi hombre, soy tuya. Si te puedes escapar, déjame que te encierre un rato en una alcoba y te complazca como toca, sin tantas prisas, lo que sea, cualquier cosa me viene bien.

Ella obedece la orden recibida por teléfono y espera así a su dueño

Asteria
Arkadia
Kajira
Holandesa
Nina
Luna
Dulce
Chispita
Sibari

De la mano de Asteria

Sólo tú

Asteria {mi señor} Sólo tú sabes cómo excitarme. Sólo tú sabes qué me gusta. Sólo tú sabes cómo hacerme perder el control. Sólo tú sabes qué hace revolverme en el placer. Sólo tú me haces llegar al clímax. Sólo tú puedes hacerme mezclar sentimiento con carne. Sólo tú sabes qué palabras me excitan. Sólo tú…

La dama Asteria

Dama {Maestro Látigo}  Maestro, elige un sitio, te excito pero te lo digo para hacerlo, no sólo para excitarte. Pues ahora imagina esa sensación en un lugar público con mis labios, mi boca. Tú de pie o sentado, como desees, yo de rodillas, ambos en silencio y el hilo musical o el ruido del tráfico,…

Átame, mi señor

Asteria {mi señor} Me vas atando las vendas a manos y pies. El tacto es agradable. Me gusta cerrar los ojos para sentir tus dedos rozándome suavemente las muñecas y los tobillos. Sonrío, y me dices que no te hacen falta barrotes. Yo no pensaba en eso, sino en lo considerado que te vuelves justo…

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