Asteria: Mañana deberías dejarme que te invitara a una habitación y dejarme que te hiciera de todo para ir satisfecho el lunes, tus manos marcadas en mis nalgas. Das poco, quiero que enloquezcas azotándome, tampoco sé cómo se le quedan a otras, pero imagino que para que para estar rojas tendrán que recibir un tiempo prolongado y más fuerte. Mi piel, de todos modos, si no se rompe en seguida se recupera. Los cortes se me curan muy rápido, y las señales que me dejas durante el sexo, en cuello o piernas, o donde sea, se me van en un día. Los chupetones se me van en seguida. Te reto a que me hagas un supercardenal difícil de ir, entre los muslos o en un pecho o en la parte baja del cuello, donde te plazca. Me excitas muchísimo, me gusta mucho que me pegues. En serio, me gusta mucho, en el culo siempre me sabe a poco, por mí podías desahogarte ahí 😛 Intento que tengas tanta necesidad de mí que mañana no puedas evitar quedar conmigo, me encanta que me pegues, me encanta que descargues el látigo sobre mí, me encanta que tortures mis senos, me encanta que me sueltes una torta y me dejes perpleja para luego embestirme mientras me aprisionas las muñecas y que me claves los dedos, las uñas, en la espalda y estar atada y con venda sin saber qué voy a hacerte, atenta a los ruidos y, aquella noche en casa, el hielo… tengo muchas ganas de que me pases un hielo por los pezones y por el sexo y notar el frío metal de un cuchillo sobre mi espalda y mis nalgas. ¡Adoro que me amenaces! y te pongas feroz 😛 incluso que me grites, me encantan tus palabras a media voz es impactante, con el miedo que tú das cuando gritas, oírte gritar mientras abusas de mí o irnos una tarde de excursión al campo con la tienda de campaña o en el coche en un apartado, me da igual, contigo todo me vale, todo me va bien, todo me gusta, quiero hacerte perder el sentido durante el sexo y además oírte decir cosas, de lo más fuertes a lo más tiernas mientras me azotas

Maestro te azotaré hasta que aprendas a ser mi zorrita obediente, atenta a mis deseos, Asteria.
Asteria sí, amo
Maestro y te pondrás de rodillas para satisfacer mi deseo brutal por ti
Asteria lo que tú desees, amo
Maestro y todo tu cuerpo y tu mente estarán a disposición de mi placer
Asteria será un privilegio ponerme a tu disposición, y darte placer, amo
Maestro cuando salgas de casa, te faltará algo si no me he vertido en ti
Asteria así es, mi dueño, así es justamente como me siento
Maestro y esperarás ansiosa mi regreso, según mis normas de vestimenta, para hacerme un hombre
Asteria y mi placer es tu privilegio exclusivo, ya lo es. Esperaré ansiosa tu vuelta, desnuda para ti, o con la minifalda que tú elijas, con tu cena preparada y mi boca húmeda y dispuesta
Maestro En nuestra alcoba dispondrás argollas en el cabecero y en el techo, también en el suelo, en ellas, cuerdas de cuero y en tus muñecas siempre estarán las correas dispuestas para ser atada
Asteria en mis muñecas siempre están ya las correas dispuestas, como tú sabes, mi dueño, sí, mi dueño, lo que me ordenes lo haré.
Maestro Acariciarás mis muslos mientras ceno, sentada a mis pies
Asteria será un placer acariciarte las piernas desde esa posición y besarlas y venerarlas, te transmitiré todo tipo de sensaciones mientras das cuenta de tu cena, mi hombre
Maestro para excitarme y esclavizarte

Asteria para lo que tú dispongas al terminar, amanecer en el lecho, anochecer en el sofá, ducharnos juntos, a tu lado siempre que me requieras y si es de tu agrado, puedo permanecer debajo de la mesa, relajándote con mis labios, mientras trabajes o hables por teléfono, para lo que tú dispongas, yo pediré permiso y tú decidirás. Me tomo la libertad de plantearte una fantasía, casi llevada a cabo por cierto, pero no tan evidente: en esas tardes de descanso frente al televisor, manoseas el mando, te relajas viendo cualquier canal me gustaría ser uno de esos objetos para relajarte. Desnuda, encima de tus piernas, tú jugando con mi cuerpo, distraído, pellizcando aquí, rascando allá, metiendo dedito por allá, no sé, y aprovecharas mi excitación, y me torturaras hasta poseerme y descansar de nuevo sobre el sofá y yo volver a ser tu juguete de relajación. Si quisieras hacerme esperar si te apeteciera, dejarme a tope, a punto, a tu merced, hasta que dijeras: bueno, ahora, mientras tanto yo estaría ahí para ti, para que mantuvieras las manos ocupadas… que de pronto a pesar de estar yo a punto, decidieras que quieres derramarte en mi boca, me dices que de rodillas entre tus piernas, tú seguirías viendo la televisión y yo te chuparía hasta hacerte llegar, y después volvería a tumbarme a tu lado o sobre tus piernas, para que siguieras haciendo lo que quisieses, ¿que quieres jugar con el boli un rato mientras los anuncios? pues tienes unos cuantos agujeros para entretenerte, que no quieres que me arrodille y quieres que te masturbe tumbada tal cual, pues eso, vamos, lo que dispongas, lo que desees.

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