Ceremonia de sumisión

Estás ante y tocas mi boca y luego la tuya. Te amordazo. Tocas mis ojos con tus dedos y luego tus ojos. Te vendo los ojos. Tocas mis manos con las tuyas. Te ato.
Inerme ante mí pongo mi mano en tu frente y libero tu boca diciendo:
Vienes ante mi libre ¿qué deseas?”
Dama: “Quiero tu presencia, tu sostén, tu atención, quiero que me sometas y que me hagas tuya. Quiero que me poseas, literalmente y en su sentido amplio. Quiero
que me aceptes como tu sumisa, tu hembra
Con mis manos sobre tus hombros te hago arrodillarte. Cierro el collar en torno a tu cuello y digo:
“Eres mía desde este momento, no perderás la fe y la confianza en mí, tu señor, tu hombre. Sólo darás placer y satisfacción a tu señor. Tu mente, tu cuerpo, tu espíritu son mis posesiones más valiosas.”
A continuación apoyas tu cabeza en mis piernas como signo de obediencia y dices: Me someto a ti. (Puedes especificar una fecha concreta como límite)
Te ato a la cama, introduzco el dildo en tu cuerpo y te azoto hasta apagar la vela.

Cosas para el rito

Una mesa de altura normal.
Vela blanca.
Regalo de sumisa a su señor: algo que la muchacha elige ofrecer porque simboliza la esencia de su sumisión.
Collar y cadena (no unidos).
Azote, fusta o toalla no muy grande.
Consolador.
Venda negra para los ojos (colocada junto a la cama).
Vendas o cuerdas (atadas ya a las cuatro esquinas de la cama en la preparación).
Flor roja que la muchacha lleva como símbolo de su entrega.
Es deber de la esclava asegurarse de que todo lo necesario está listo.


Vestido
La muchacha viste con ropas donde deje claro que ella está ofreciendo su cuerpo a su señor y deben complacer su gusto. Mejor vestido o falda corta, nunca pantalones. Ella debe perfumarse con cuidado. Vestirá al señor si él así lo desea.

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Hazme tu esclava

Arkadia {mi señor} Comparezco ante ti con la cabeza gacha y con ojos implorantes de castigo. He tenido miedo y he escapado, en esta era lamentablemente es muy fácil hacerlo para los cobardes, y yo lo soy. También es cierto que hay que ser valiente para volver sobre los propios pasos y agachar la cabeza…

La decisión

Escribe Asteria {mi señor} En la cama –bueno, en el sofá, en el suelo, en la mesa, en la silla y donde caiga- según avanza nuestra relación, tengo más ganas de ser sometida. Quiero que él me posea, me tenga, me sienta suya, que disponga de mí y sienta que tiene el derecho a disfrutar…

A mi Dueño y Señor: Porque decido y asumo ser tu Kajira

Decido vivir libremente mi sexualidad sin ninguna limitación o prejuicio, eliminando cualquier rastro de timidez o pudor con el objetivo único de proporcionar placer a mi Amo. Por tanto, me comprometo a:  Obediencia incondicional a los deseos de Mi Señor. Sin reservas, ni rebeldías. Buscar satisfacer el bienestar total y completo de ti, Mi Señor. Es el único…