Él: Las yemas de mis dedos pasean por cada centímetro de tu piel. Mi aliento en tu nuca. Mis manos presionan la clavícula y sientes un escalofrío. Un hielo, una gota que se desliza por la cadera. El filo de mi lengua por tu espalda. Cuerdas que sujetan. Un beso en la parte oculta del muslo. Mi aliento en tu cuello, mi susurro en tu oído. Un mordisco deliberado en tu lóbulo. Deja que acaricie con mis dedos el reverso de tu mano. Bésame los labios, te niego mi lengua hasta que ardas en deseo. Aprieta tus caderas contra las mías. Siente mi erección debajo del pantalón. A veces el deseo nos hace apresurarnos, hasta el punto de retorcernos y entrelazarnos sin desprendernos de la ropa. Otras, el juego es tan excitante…
Experiencias y enseñanzas del Maestro BDSM 