Gretha en el Portugués

Estoy apalancado en mi mesa favorita de mi bar de referencia. Recuerdo las palabras de Gretha: «hay cosas que creo no tienen que ver con el sexo en sí, cosas que vienen de una esencia más profunda, pero también me producen un placer que a veces van parejos con mi orgasmo, cuando pienso en que me empotras como una bestia y me preñas, me pone loca, me corro con esa idea». Bebo un sorbo y el frío del vino fracasa en aliviar mi añoranza. Pienso en lo hermoso que hubiera sido fructificar en ella, sembrar en tierra fértil, crear vida en un acto de amor apasionado, tras una larga tarde de paseo de la mano para hablarle de amor y desenterrar las palabras de amor que dejé encerradas en el cofre de mi adolescencia; recitarle las poesías que escribí paseando solo por las calles de Toledo para mantener encendidas las dos hogueras: en nuestros corazones y en nuestros cuerpos: mañanas de enamorados, tardes de confidencias y de hacer el amor, noches de sexo salvaje. Para estar guapa, Gretha, sólo tienes que sonreír. Dani me pregunta:
– ¿Qué has dicho?
– Nada, pensaba en voz alta, le corto.

Detengo en seco la copa camino de mi boca. La veo entrar como una hermosa goleta aparejada para su singladura con todas sus armas de mujer: el escotazo, la melena sedosa, el maquillaje perfecto, perfumada, sabe estar irresistible y el corazón me da un vuelco al reconocerla, ¡es Gretha! ¿Cuántas veces he soñado con esto? Me levanto y ella se detiene frente a mí, nos miramos en silencio, el resto del local ha dejado de existir. Está temblando, pongo una mano en su brazo para calmarla. Se pega a mí y sella mi boca con la suya, un beso suave que va profundizando, sin saberlo, nos vamos abrazando, la toma entre mis manos y el mundo se disipa por completo en ese beso fervoroso. Luego beso su rostro, su boca de nuevo. Mi mirada es intensa, busco su boca con la mía. Me abraza, noto sus brazos. No quiero separarme por temor a despertarme y que sea, de nuevo, un sueño.

Pasión por Gretha
La fiesta
Afrodita en la bañera
Siglo de Oro
La pasión de Gretha

La voz de Gretha

Estamos en mi despacho, esclava, trabajando en un programa de nuestra radio. Discutimos en un arranque de los tuyos y comienzo a besarte para callarte, lo que hace que te enojes más farfullando en mi boca hasta que empiezas a besarme . Nos devoramos la boca con ansia. Con hambre de besos. Agarro fuerte tus…

La fiesta

Deambulo por la fiesta, es una casa de piedra de maderas oscuras que contrastan con el sol mediterráneo que todo lo ilumina. Saludo y sonrío levemente a rostros que apenas me suenan. Me hago servir una copa de Ribera del Duero, un Matarromera. Salgo al jardín abarrotado para encender un cigarrillo. Vestidos de fiesta y…

Emputecida

Habla Gretha {mi señor} Son las cinco y media de la mañana y aun no puedo conciliar el sueño. Mi Señor ha ocupado todo mi ser. Me he retorcido en la cama durante horas mirando su fotografía, emputecida pensándole, tocándome como si fueran sus manos, suspirando su nombre, imaginando que me arrancaba la ropa, que…

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