Esa mirada de perra que me delata.
Esa mirada que hace que mi Señor pierda todo su control.
Me arrodilló y me arrastro tranquilamente hasta mi Señor, lista para saborear su hombria.
Arrodillada entre sus piernas salivando lo suficiente para lubricarlo.

Gozo… saco mi lengua juguetona y la paseo por el miembro erecto de mi Señor, sus venas se dilatan y siento como la lujuria se apodera de él , mi carne arde, mi piel palpita, mi entrepierna se humedece deseosa de ser profanada, desesperada por una caricia, sin pudor alguno y más libre que nunca, abro mi boca dispuesta a saciar sus ganas de verme con la boquita llena, me hundo hasta lo más profundo de su miembro, gime, Groaar y sus gemidos alborotan mi lujuria, relajo mi boca, lamiendo con pequeñas palmaditas su capullo, lo beso y bajo a lamer sus testículos, los chupo, uno y después el otro, los meto en mi boca y siento como su cuerpo se estremece, sus manos se clavan en mi cabeza sus dedos se pierden entre mis cabellos y ya no puedo parar, azota fuerte mis nalgas sin piedad, grito de dolor, jala de mi cabello, sus embestidas crecen, llegando hasta lo más profundo de mi garganta, mientras grita “eres mía«, lo miro a los ojos, con esa mirada de perra en celo deseando ser alimentada.
Saca su miembro y me besa con deseo con desesperación, con hambre, se que está al límite, ahora es él quien introduce su miembro en mi boca, hasta mi garganta y aprieta unos instantes, mis gemidos salen ahogados entre arcadas y es entonces cuando siento como su espeso elixir me queman hasta el alma.
Tetis obedece a su Maestro
Tetis Me fui a mi habitación después de una tarde conversando con mi Señor, me desnude completamente y me tumbé en la cama. En mi cabeza las palabras de mi Señor, «deseo que te masturbes está noche».Siento el frío de las sábanas sobre mi piel, en mi mente la imagen de mi Señor, mientras entro…