Noches húmedas

Holandesa Errante

Recuerdo borroso de una tienducha de barrio. Hay bastante gente, relativamente conocida. Cuando por fin se vacía salimos de la tienda, al principio no íbamos solos, ahora que lo estamos te pongo la mano en la pierna. Me preguntas dónde. Yo te respondo que en el almacén de la tienda. Cuando dije que no quedaba nadie, era nadie, ni tan siquiera un dependiente. Entramos, no es lugar para hacer equilibrios, así que te bajo los pantalones, y tú te apoyas en un montón de cajas. La penumbra apenas me permite vislumbrar tu silueta. Me arrodillo. Al rato, tengo el rostro completamente salpicado de ti.

Otra vez en la tienda. Lo anterior ha ocurrido. Esta vez asaltamos un servicio. La bolita. Haces que me apoye en la pared de un aseo, y tengo que hacer un esfuerzo considerable para no gritar. Te dejas llevar, empiezas a propinarme cachetes. Hasta que siento que me inundas. Me levanto empapada en sudor. Me quito la ropa, porque estoy acalorada.

Esta vez acabamos en un lugar parecido al Kerensky-Lenin, el de los discos sudamericanos, pero no es allí, es más cutre. Trepo hasta ti y te monto. Te apoderas de mis nalgas y marcamos un ritmo al compás de nuestros jadeos. Seguimos en el mismo sitio. El caso es que vuelves a poseerme. Estás encima de mí y parece que lleves siglos sin penetrarme, por tu ansia. Me sueltas una bofetada, que te he pedido yo, y aún así me sorprende. Me embistes, me inmovilizas, siento tu aliento. Oigo tus susurros. Y a punto de desfallecer en un orgasmo.

Aunque logro calmarme a ratos, la excitación me persigue. Va a ser un domingo muy extraño.

Por la noche sueño en todo aquello que ahora dejamos de hacer por la distancia. Sueño con tus manos, deslizándose por mi piel. Con tu lengua buscando el sabor de mi cuerpo. Con tus dientes, mordiéndome los labios. Con tus piernas, sensibles a mis caricias. Con tu voz, susurrándome sueños al oído. Con tus hombros, que sujetan con firmeza nuestros impulsos. Con tu sexo, que me vuelve loca. Con tu cuello, hum, tu cuello… Podría decir que siento tristeza al despertarme, pero no es cierto. Me encanta despertar y saber que no me hace falta soñar contigo para tenerte.

Cómo deseo que me poseas de nuevo…

Encuentro con Asteria

habla Asteria {mi señor} “Llévate el huevo, las tijeras, las vendas y la cuerda. No quiero que lleves más peso en la espalda.” Ya sabes de lo que voy a hablar. Regodéate con ello. Subimos a la habitación. Te deshaces de mis pantalones, pero sigo vistiendo mi jersey y las botas. Anudas las vendas en…

Ishtar se ofrece

ISHTAR: ¿quieres que sea tuya aunque no me has visto ni sentido ni olido? yo preferiría quedar en un lugar mas adecuado donde, si lo deseamos, podamos saborearnos, quiero besarte muy profundamente, si nuestro aroma es compatible con nuestras narices xD. Sí xD quiero hacer mi coño muy prieto para ti Maestro Látigo: yo quiero…

Rendirte homenaje

Esclava Arkadia: Dedicada a ti, concentrada en mimarte, deseosa de complacerte, emocionada por las ganas de que me poseas. Esperaré a que mi señor me de permiso para tocarme, te deseo, deseo degustarte, deseo lamerte… Suspiro, deseo, exploto. Te quiero para mí, te deseo, te amo. ¿Y qué caprichos tiene mi señor? Imagíname abrazada a…

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s