Imagino cómo va a ser la sensación cuando te ofrezco mi culito virgen de polla. Como me susurras para que esté tranquila, confiando plenamente en ti. Deseando que no haya parte de mi cuerpo que no te pertenezca. Podrías tomarlo a la fuerza si quisieras. Así que separo mis nalgas ofreciéndotelo sintiéndome tu puta. Dejas caer un hilo de saliva entre ellas a la vez que pasas tu mano por mi clítoris lubricando tus dedos. Llevando mis fluidos a mi culo. Comienzas a abrirte paso muy despacio. Al principio yo estoy tensa y cerrada. Pero sentirte me vuelve muy perra. Quiero proporcionarte placer de todas las maneras sin sentir pudor. Cierro los ojos y mi culito se va abriendo para mi Amo. Consigues meter el dedo entero e intentas meter otro. Mientras me besas la espalda yo gimo y jadeo. Me preguntas si estoy bien. Hago un gesto con mi cabeza apoyada en la almohada suplicándote que no pares, que me hagas tuya. Te pegas más a mí, desnudo. Pasas la polla rozando mi coño completamente empapado.
Acercas tu polla con tus manos a la entrada de mi ojete, presionando un poco, notando como va entrando tu glande. Duele un poco pero estoy tan excitada que sigo pidiendo que me la claves. Besándome la espalda acariciando mis pechos y mi clítoris, mientras me susurras al oído y yo te gimo, diciéndote entre jadeos que soy tuya, tu perra, tu hembra, tu amante. Mi culo se abre completamente excitada, dejando pasar a tu polla que se va deslizando dentro de mí. Echo mi peso hacia atrás para notar bien como se clava, jadeando. Comienzas a moverte una vez ya dentro toda tu polla de mí. Me excito cada vez más al sentir tus gruñidos y tus embestidas cada vez más fuertes, montándome como si fuera tu yegua. Mis músculos presionan y aprietan tu polla, excitándote más por la fricción. Con mi mano comienzo a masturbarme, mis tetas rebotan en cada embiste tuyo, no paro de gemir. Así follando como animales. Mientras te digo comiéndome la boca que adoro sentirme tuya. Tu polla campa a mis anchas por mi culito, mi culo parece haber sido creado para ser la funda de tu polla y tú cada vez más excitado al verme tan emputecida.

A mi Kajira de las atalayas del Norte
Te quiero sometida, deseo que seas mi esclava y cuando digas «hazme lo que quieras o mándame lo que desees» sea auténtico, de verdad. Quiero mantener encendidas dos hogueras, una en tu cerebro, mejorando y perfeccionándote día y a día, y otra en tu sexo: ansiosa por someterte a mis deseos caprichosos y disfrutar con…