mi señor dice: Hoy cuando te he visto mi mundo se ha arrebolado. Cuando se cruzaban nuestras miradas, en el anonimato y la distancia, sentía un fuerte deseo. Me has gustado, una vez más. Quería coger tu mano y llevarte a lo oscuro para proclamar en tu cuerpo mi disfrute, sentirte de nuevo mi esclava, ¿llevas pantalón azul? pues quítate la ropa.
Asteria dice: ok, ahora ya estoy del todo
mi señor dice: ahora mis manos podrían ascender por tus muslos
Asteria dice: por un hum tuyo me quitaría lo que fuera
mi señor dice: y mi boca besar tus pechos a través de la fina tela
Asteria dice: sí podrías, puedes, más que eso. Podrías besar cualquier centímetro de mi piel sin barreras. Y yo podría sentir tu cuerpo en primera fila ^^
mi señor dice: ¿te erotiza estar sin ropa interior hablando conmigo?

Asteria dice: de hecho ya no tendrías que quitarme el pantalón para jugar con mis piernas, y llevar tu mano donde quisieras. Me erotiza hablar contigo, normalmente. Desnuda sin nada. Excitada estoy yo, que te tengo ganas desde que has entrado por la puerta esta noche, he estado a punto de pedirte que me acompañaras al baño. He pensado en hacerme la mareada para que me acompañaras fuera a tomar el aire. He pensado en muchas cosas, pero nunca parecía el momento adecuado y me he quedado con las ganas de apartarte del resto Y me daba corte. Pero créeme, lo estaba deseando, de hecho creo que me has pillado varias miradas y… ¿acaso pensabas que te iba a dejar irte así como así? una esquina, qué hubiera dado por una esquina apartada y sin luz… podemos desaparecer a la vez. Aunque no lo creas, creen que yo también soy una adulta. Mi señor se ha ido, yo creo que debería irme también. Y no habría hecho falta más.
mi señor dice: roza tu sexo con la mano izquierda en castigo por tu indisciplina
Asteria dice: señor, sí, señor… he rozado mi sexo con la mano izquierda, pero nada comparable a tu tacto. A tu simple contacto.
mi señor dice: e imagina mi mano y mi aliento en tu monte de Venus
Asteria dice: me excita sobremanera imaginarlo. Y si cierro los ojos, me dan ganas de estirar la mano para acariciarte el pelo… deja que te acaricie el pelo, y te roce el cuello, tu cuello. Me encanta tu cuello. Y tus hombros. Pero cuando me excitas demasiado me dan ganas de apretar mis dedos hasta clavarlos en tu piel.
mi señor dice: Es que quiero que me sientas dentro como un águila de fuego, prenderte con mi cuerpo. Notar tus manos que presionan mi culo para que acelere el ritmo. Te arrebato, te poseo, te deseo con una sed de ti que me hace perder la noción de las cosas. Una sola mano tuya hace que me deshaga. Me haces temblar, pero cuando no tiemblo también estoy extasiado de placer.

Asteria dice: Puedes tener lo que quieres. No puedo evitar tocarte, sentirte entre mis manos. me encanta apretar tus nalgas hacia mí, intentar que llegues todavía más dentro, incluso cuando es imposible. Me gusta rozarte, acariciarte, arañarte, apretarte, empujarte, y sobre todo me encanta que me controles, que me inmovilices, que te sientas dueño y señor de mi cuerpo, me gusta todo lo que me ofreces, todo lo que me exiges, todo lo que me mandas, todo lo que me haces. Y eres mi dueño, sí. y me encanta cuando desnudos me lo demuestras. Aunque ni haga falta, porque solo con tu mirada ya empiezo a temblar. Y lo sabes, porque hoy lo has visto. Estaba derretida ya, por dentro.
mi señor dice: me ha gustado susurrarte al oído entre tanta gente
Asteria dice: y yo no he podido evitar sonrojarme, y te has reído, villano y solo tú sabías por qué agachaba la mirada…
mi señor dice: y recordaba que habías escrito que te dije que no lo hicieras
Asteria dice: qué me dijiste que no hiciera?
mi señor dice: dejar de masturbarte cuando chateas conmigo
Átame, mi señor
Asteria {mi señor} Me vas atando las vendas a manos y pies. El tacto es agradable. Me gusta cerrar los ojos para sentir tus dedos rozándome suavemente las muñecas y los tobillos. Sonrío, y me dices que no te hacen falta barrotes. Yo no pensaba en eso, sino en lo considerado que te vuelves justo…
Asteria dice: hum… Hum, ahora no lo recuerdo, pero no podría hacerlo. Sintiéndote cerca, es como comparar al glorioso magnificiente con un quiero y no puedo intento de plagio…yo prefiero deleitarme mentalmente, con lo que me dices. Y luego recordar lo que te he leído y cuando quiero recrearme físicamente uso los recuerdos contigo frente a frente. Me encanta rememorar eso, aunque procuro limitarlo a momentos muy específicos, porque me perturba mucho… Uf, qué cerca te he tenido hoy, allí, en la esquina, pero qué cerca… mira que he pensado en ponerme una falda sin trampa, pero pensé que sería más difícil estar solos y lo descarté
mi señor dice: hazme una seña discreta para que lo sepa, te tapas la boca mirándome o gritas: mi señor, llevo una falda sin trampas por si puedes tomarme,

Asteria dice: empecé a llevarlas después, con más calor. Con las otras llevaba calcetines o medias hasta las rodillas. Sudadera, falda, calcetines largos y zapatillas, en varias ocasiones, hiciste alguna broma sobre que yo llevara falda, pero ahí se quedó. Una vez que el domingo me dijiste que me quitara las bragas, llegué a hacerlo. Pero eso no te lo voy a contar, haber investigado en su momento. Que conste que me sentaba a tu lado y te rozaba con la pierna, pero claro, era un sitio público… me tienes a tu disposición. Cualquier parte de mi cuerpo es esclavo de tus manos. Lo es estés o no delante. Repito, no lo tengas en cuenta: «mi señor, mañana es domingo, es un día difícil y completo. Pero si por un casual la tarde se prestara, me gustaría conseguir robarte un rato, me da igual dónde. Un sitio reservado, el Kenin, donde fuere.» Yo te imagino, como tantas veces que te he visto, ahí sentado, con tu camiseta, liándote uno, o mirando algo en la pantalla. Con esa media sonrisa que me vuelve loca, o gesticulando con las manos. Pero prefiero la parte en que te levantas y me llevas de la mano a la cama, y siempre encuentras una manera original para empezar, y al tiempo, acabar jadeando, (o aullando, gimiendo, gritando, léase lo que proceda en el momento) yo, que siempre tengo ganas de ti, no dejo de sorprenderme con tu sed insaciable. Afortunadamente, la sorpresa es positiva, tuya soy, lo sabes
mi señor dice: ¿te gusta serlo?
Asteria dice: no me gusta, me encanta. Siempre que has querido, mañana, tarde, incluso de madrugada me he ofrecido a coger el coche e ir aunque fuera a besarte. Siempre he estado dispuesta y estoy, claro
mi señor dice: cierra los ojos y piensa que me estás masturbando, es que no lo logro solo
Esclava sometida
Kajira {mi amo} se repite Recorres mi mente, mi cuerpo, todo mi ser. Me retuerzo de deseo, acariciando mi sexo mientras te escribo, imaginando que son tus manos las que me arrancan la ropa. Separas con fuerza mis músculos. Gimo susurrando tu nombre sin dejar de tocarme mientras te leo. Necesito sentir tu polla en…
Asteria dice: me encantaría hacerlo ahora mismo. Pero sabes que en seguida me emociono y comienzo a saborearte… y me gusta lamerte, chuparte, rozarte con mis dientes, me encanta tocarte mientras tanto mientras casi me dejas sin aliento, porque a veces ni respirar puedo. Pero me encanta. Y disfruto con tu sabor, con tu textura, lamiendo de lado a lado mientras mis manos te rozan alrededor. Me encanta cuando cada vez más excitado me coges de la cabeza, y determinas mis movimientos, disfruto con tus gemidos, y suspiro yo también de placer, no me hagas esto, porque estoy deseando hacértelo, uf… a veces pienso en obligarte a quedarte ahí, no permitir que saltes y empieces a penetrarme sino hacerte estallar de placer ahí, con mi lengua ahí, pero tú mandas, y tú te apartas, tú decides. Y yo acato
mi señor dice: quiero estallar en tu boca
Asteria dice: hazlo, sabes que para mí es un placer hacerte estallar en cualquier momento o lugar, me encanta notarte, me encanta sentir como llegas, de hecho, me vuelve loca que me lo digas, me excita muchísimo que me susurres al oído lo que quieres, lo que me vas a hacer, lo que sientes, lo que vas a sentir, notar cómo tiemblas dentro de mí, tus sacudidas, tus embestidas, tus caricias, tus roces, tus pellizcos, tus mordiscos, todo tú. Tus manos… qué manos. En estos momentos me plantaría allí con, sin falda, como tú me dijeras, con tal de sentirte dentro.me encanta que sientas placer conmigo. Me excita. A veces siento que me voy, solo de oírte, es increíble. jajaja.. bien, me gusta, porque además de sensual, es un acto muy relajante, es el momento del día que estoy más cerca de ti y al mismo tiempo sola y tranquilita.
mi señor dice: te decía que tus palabras de hoy me han gustado muchísimo en tu blog
Asteria dice: hum, es que la ausencia de… eso se deja notar, y tengo que dar pie a la imaginación. Sí, es que estaba imaginándolo (recordándolo mejor) muy bien y muy muy clarito. Casi como si estuviera pasando. No, aquí el provocador eres tú. Yo solo me inspiro en ti, no puedo evitarlo, me encanta tu lascivia (encanta, encanta, encanta), me dan ganas de agachar la cabeza, me da la sensación de que me estás viendo cuando miras fijamente a la cámara, un día voy a dedicar un post a hablar de tus labios, cómo me gustan, los tuyos son directamente un 10 pues si has de hacer un numerito, el 69 eso no me lo hagas más
mi señor dice: ¿no quieres que lama tu sexo?
Asteria dice: maldito, ya me he excitado, no me enseñes la lengua por la webcam, que me pones como una moto, qué diablos, enséñame la lengua cuanto quieras, me pongo solo de verte reír.

mi señor dice: ¿qué no? ven y verás si cuela
Asteria dice: no me tienteeees pero ya que estás te desnudas ahí mismo
mi señor dice: ahora te doblaría encima de la mesa cogería tus caderas y tus pechos (tengo dos manos)
Asteria dice: ¿solo? Lo disimulas muy bien pero sigue, sigue, ya estoy doblada y cogida (a la española) cuántas veces te lo habrán dicho, pero qué sexy te pones cuando dices esas cosas, bueno, cualquier cosa
mi señor dice: me encanta desnudarte
Asteria dice: me encanta que lo hagas (necesito un smiley para cuando te miro babeante sin escribir) como una moto pero sigue mirándome, tú, que me miras con ojos de mi señor y yo pensando que un tiempecillo alejada de ti me iba a tranquilizar… (estoy poco acostumbrada a pasarme excitada la mayor parte del tiempo). ¡Mentira cochina! Me pongo a cien solo de verte mover los brazos, estoy muy enferma si es que me pongo de un tonto subido…de un tono subido también
mi señor dice: pues ahora no hago más que recordarte desnuda en la cama cuando estabas esposada, gozaba mirándote y relamiéndome por lo que te iba a hacer cuando te abracé en el comedor de mi casa y te pusiste de rodillas ante mi y mi sexo tembló de ansiedad
Asteria dice: me has hecho temblar con los recuerdos que has escrito.
mi señor dice: o ye sometes a mi lascivia o me chivo
La lascivia de Asteria
Asteria dice: Puedes tener lo que quieres. No puedo evitar tocarte, sentirte entre mis manos. me encanta apretar tus nalgas hacia mí, intentar que llegues todavía más dentro, incluso cuando es imposible. Me gusta rozarte, acariciarte, arañarte, apretarte, empujarte, y sobre todo me encanta que me controles, que me inmovilices, que te sientas dueño y…
Asteria dice: yo me someto a tu lascivia, pero no te chives que la liamos, no te imaginas cuánta es mi lujuria por ti, es que entrar yo es difícil, pero tú nunca has tenido problemas para entrar es como si siempre estuviera dispuesta para darte paso me pone igual de cachonda verte reír, chincha, te gusta verme cachonda o por lo menos, saber que lo estoy
mi señor dice: un día de estos te haré mía vestido de uniforme, lo aseguro
Asteria dice: ya estás tardando, qué cosas, porque lo mío es pura lujuria
mi señor dice: ¿te gusta que me masturbe en tu honor, lo aborreces o te es indiferente?
Asteria dice: sabes que me halaga y que yo de vez en cuando hago lo mismo pues a mí me da vergüenza contarlo, si lo digo es porque sé que te gusta
mi señor dice: me encanta que te des placer pensando en mi

Asteria dice: tenemos dos pendientes, recuerda. Una en tu despacho, y otra en tu mesa de la redacción, no pienso olvidarme la del despacho será de rodillas, ahí me vas a dar carta blanca, nada de apartarme la otra sí te dejo que me apartes, porque quiero que me poseas encima de la mesa. mío, mío, quiero que seas mío otra vez. A veces me agradeces que me entretenga por ahí donde tienes ahora tus manos, pero no entiendes que es un acto egoísta, me encanta, es uno de los mayores placeres con los que me he encontrado. Y cuando digo mayores, digo ‘mayores’. Arf. más gratificantes y excitantes, además, justo después, que es cuando me coges de las piernas y me atraes hacia ti pones un ímpetu para entrar en mí que me vuelve loca y cuando yo me pongo así, jadeo, por eso nada más entrar en mí ya me oyes gemir. Las ganas que me están entrando de cogerte de los hombros y de la espalda. No puede ser, así todos los días. Lo raro es que solo haya sucumbido una sola vez a darme placer con tu recuerdo. (A veces tengo que hacer verdaderos esfuerzos por no arañarte la espalda) Igual que a veces me muerdo los labios para no gritar. Cómo echo de menos tus manos ahora mismo y tus piernas, tus muslos, me encanta acariciarte, rozar accidentalmente ciertas partes de tu cuerpo y notar cómo tiemblas por ello, me gusta notar cuando estás a punto de llegar, de pronto te quedas quieto, unos segundos, y entonces te noto, noto como te vacías, noto tu humedad, y luego sigues, un ritmo más lento, mientras terminas de saciarte, y entonces me gusta intentar retenerte dentro cuando fuerzo los músculos, y tú haces un aspaviento, eso me excita, cosa que me preocupa, porque acabo de llegar y empiezo a tener ganas de nuevo, solamente de notarte ahí. tuya, tuya, tuya.
mi señor dice: me ha llegado hasta el pecho
Asteria dice: es increíble, me excita saberlo pero no sé de qué me sorprendo, contigo todo me excita. Mi primera vez… Parecía lujuria furiosa. Lo que estaba claro es que no tenías freno. Cintas de cuero en las muñecas, amarradas a la espalda, la camisa abierta, una de tus manos sostenía la cuerda que me mantenía presa. La otra profundizaba entre mis piernas. Sabías que si mis piernas apoyan, yo… no llego a ningún sitio. Pero… al llegar el placer no podía sostener mi propio peso, las piernas se doblaban sin voluntad, y tú no dejaste que me arrodillara. Obligada a seguir erguida llegó un momento en que perdí totalmente la fuerza. Querido diario: el lunes tuve mi primer orgasmo de pie. Me encanta que me pegues. Me encanta que descargues el látigo sobre mí. Me encanta que tortures mis senos. Me encanta que me sueltes una torta y me dejes perpleja para luego embestirme mientras me aprisionas las muñecas y que me clavas los dedos, las uñas, en la espalda y estar atada y con venda sin saber qué vas a hacerme, atenta a los ruidos y, aquella noche en casa, el hielo, el hielo, ufffffff. Tengo muchas ganas de que me pases un hielo por los pezones y por el sexo y notar el frío metal de un cuchillo sobre mi espalda y mis nalgas ¡quiero que me amenaces! y te pongas feroz 😛
Asteria
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